Superar el reto de conservar el patrimonio familiar requiere concebirlo como algo más que unos recursos materiales o económicos. La visión más común de los patrimonios más importantes del mundo es que la riqueza consiste en mucho más que unos activos financieros: también incluye la armonía familiar, el bienestar físico, un sentido amplio de herencia y reputación, la integridad, el crecimiento espiritual, el capital intelectual y la felicidad personal de cada miembro de la familia.
La gestión patrimonial no es un fin en sí mismo sino un medio para alcanzar unos objetivos familiares más de orden intangible que estrictamente financiero, y es por esta razón que un asesoramiento en confianza, a largo plazo, global, personalizado y a medida constituye realmente un punto de apoyo insuperable.
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